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El propano y el butano son hidrocarburos (compuestos
de carbono e hidrógeno exclusivamente) alifáticos
(con moléculas de cadena abierta y no
cerrada), del grupo de los alcanos (con
enlaces simples entre sus átomos, también llamados
hidrocarburos saturados o parafinas).
Esta serie de hidrocarburos se caracteriza por el sufijo común
a todos ellos, acabando todos su denominación en "ano".
Responden todos a la fórmula general CnH2n+2
y su nombre cambia con el número de átomos de carbono
presente en sus moléculas.
Así la serie es : metano (con 1 átomo de Carbono,
C1), etano (con 2, C2),
propano (C3), butano (C4),
pentano (C5), hexano (C6),
heptano (C7), octano (C8),
etc.
El gas propano y el gas butano comerciales no son realmente estos compuestos en estado puro, sino que son Gases Licuados del Petróleo (G.L.P.), es decir mezclas de gases condensables disueltos en el petróleo crudo y también en el "gas natural".
Estos gases se obtienen durante el proceso de refinación o refinado del petróleo, como subproductos de la Destilación Fraccionada Catalítica (FCC, del inglés Fluid Catalytic Cracking).
El butano comercial de CEPSA y el butano de CAMPINGAZ son entonces gases licuados, obtenidos por destilación del petróleo, que realmente es una combinación compleja de hidrocarburos con un número de carbonos dentro del intervalo de C3 a C5, en su mayor parte de C3 a C4 (y una ínfima parte de butadieno, menor del 0,1% del volumen).
El propano comercial de CEPSA es igualmente una combinación de hidrocarburos, C2 en un 2,5%, C3 como mínimo de un 80%, C4 en menos de un 20%, C5 en menos de un 1,5% (y olefinas, diolefinas y acetilenos en una muy pequeña parte).
Casi idéntica composicón al anterior tiene el GLP para automoción de CEPSA.
Todos estos gases son incoloros e inodoros y, por este motivo, se les añade algún compuesto odorizante (comúnmente derivados del azufre, como sulfuro de mercaptano) para que, en el caso poco probable de fugas o escapes, pueda detectarse por medio del olfato su olor desagradable, evitando posibles accidentes de deflagración o explosión por contacto con el aire, al tratarse de sustancias muy volátiles.
Estos gases no son tóxicos para los seres vivos, aunque pueden entrañar otros riesgos (véase el apartado dedicado a ello).
Su combustión no produce humos ni hollín, siendo por ello un tipo de "energía limpia" y respetuosa con el medio ambiente.